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Educando en las emociones

Actualizado: 20 mar 2022




Hasta mi adultez que comencé un largo proceso de desarrollo personal porque tenía muchas cosas que arreglar en mi vida, por dentro y por fuera, no tomé conciencia de lo importante que son las emociones en nuestras vidas, tanto saber identificarlas como gestionarlas y canalizarlas de una forma apropiada sin dañarnos ni dañar a nadie.


Hasta entonces vivía (según pensaba yo) en una sola emoción, el enfado (y sus variantes desagradables), estaba todo el día frustrada, amargada y de vez en cuando explotaba en llanto (la tristeza estaba en cubierta). Y el cuerpo ya no pudo más, explotó en un ataque de pánico y ansiedad muy fuerte. La forma que tiene la vida de decirte “para”, “basta ya”, ahora toca mirarte, sanar, recomponerte y crear una nueva y maravillosa vida.


Muy lamentable por mi parte pero me daba vergüenza reconocer que comencé a ir a un terapeuta (ya después salí del armario y hablaba abiertamente), y con él aprendí a conocerme, valorarme, sanar, gestionar y crear la Ana que yo realmente quería. Quería ser.


En este proceso lo más valioso que me he llevado es conocer, investigar y trabajar el perfecto y necesario mundo de las emociones. Algo que en los últimos años está en boga en muchos estudios científicos, psicológicos y médicos.


Para comenzar veo importante delimitar ciertos conceptos que se parecen mucho entre sí y pueden dar a equívocos y eso es lo que dificulta su buena identificación.

Inteligencia emocional según Daniel Goleman (el padre de la inteligencia emocional del siglo XX), “La capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados de ánimo propios y ajenos, incluyendo cinco habilidades asociadas a lo intrapersonal, internas de autoconocimiento, y lo interpersonal, externas y de relación”.


Preciosa la definición pero tan difícil de hacer sobre todo porque no nos han enseñado, desde ninguna etapa de nuestras vidas. Ahora yo viendo la educación que recibe mi hijo sé que ha habido avance en este tema, y cada vez hay más autores que escriben sobre este tema y profesores que los ponen en práctica en las aulas. Sería maravilloso que existiera una asignatura en el colegio que fuera Inteligencia Emocional: qué es y cómo conseguirla.


¿Qué es una emoción? Según el neurólogo Antonio Damásio una emoción es un conjunto complejo de respuestas químicas y neuronales que forman un patrón distintivo. Podemos decir que las emociones son una parte fundamental del ser humano, determinan nuestro comportamiento manifestándose a través del ajuste social, el bienestar y la salud del individuo, que son el resultado de la interpretación y del significado que damos a lo que ocurre a nuestro alrededor.


Las emociones garantizan la supervivencia del ser humano, por ejemplo no nos ponemos a 250 km/h porque nos entra miedo y sabemos que casi con toda seguridad nos mataríamos o nos da asco cuando algo está en mal estado porque si lo comemos o enfermamos o morimos. Son intensas, internas (aunque exteriormente se manifiesten en determinados comportamientos o respuestas fisiológicas) y cortas, parecen tener vida propia. Son provocadas por estímulos internos (recuerdos) o externos (vista, oído, olfato, tacto o gusto).


No son ni buenas ni malas, son todas necesarias, se las puede considerar agradables o desagradables, pero imprescindibles. Y nuestra función como educadores es acompañar a nuestros adolescentes en el proceso de aprendizaje de cómo identificarlas y gestionarlas. No evitarlas.


Un ejemplo muy común es un enfado, por el motivo que sea, de un niño, lo habitual es que chille o quiera desfogar rompiendo algo. El soltar esa rabia es imprescindible (entendamos o no el motivo, estemos de acuerdo o no, no debemos juzgar) pero en lugar de hacerlo de forma hiriente a otra persona, hay alternativas, coger un cojín y dar contra el sofá, tener un pequeño saco de boxeo en casa, etc. Se descarga sin herir y no se sienten mal por sentir ira o enfado sólo la identifican, y la gestionan bien, ya después se puede analizar qué ha pasado y qué soluciones alternativas se le da a ese “motivo” o causa de ese malestar. Esta es una técnica que he utilizado yo misma y mi hijo, le encanta y se quedaba nuevo, es muy sanador. No es malo sentir rabia, es necesaria para nuestro aprendizaje a ser personas, lo importante es saber gestionarla y no intoxicar a los demás ni a uno mismo.


Hay una clasificación de Roberto Aguado que me parece muy interesante:


Emociones agradables:

- Miedo.

- Ira, rabia.

- Culpa.

- Asco.

- Tristeza.

Emociones agradables:

- Curiosidad.

- Seguridad.

- Admiración.

- Alegría.


Emoción neutra, el asombro, que dependiendo de las circunstancias puede ser agradable o desagradable.


¿Qué son los sentimientos? Para Antonio Damásio son la parte consciente de la emoción. Son el arraigo de una emoción, desde la traducción cognitiva, mediatizada por la cultura y por la estructura axiológica de cada persona.


Los sentimientos sí son positivos o negativos, es decir si el sentimiento se ha producido por un anclaje de emociones desagradables el sentimiento será negativo y viceversa.

Por último, ¿qué son los valores?, están muy relacionados con las emociones y los sentimientos pero tiene una connotación especial, son construcciones culturales, que dependen de las creencias, y costumbres, por lo tanto cambian según la sociedad en la que estemos.


A modo de conclusión, para un buen desarrollo emocional, físico, social, cognitivo de nuestros adolescentes es imprescindible que la familia adquiera un nivel elevado de inteligencia emocional.




 
 
 

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Un espacio educativo donde comparto mi experiencia y conocimientos como madre y educadora a la hora de afrontar diversas dificultades en la comunicación, gestión e identificación de emociones y convivencia con nuestros adolescentes.

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