Cuando fui madre, los primero meses de adaptación a la nueva situación fueron complicados y estresantes, muchas dudas con respecto a mí como madre.

A esto se suma las miles de opiniones de familias y entorno, y el desajuste de las expectativas que siempre tuve sobre la maternidad.

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Así que ante tanto lío de opiniones, miedos e inseguridades decidí tomarme la crianza de mi hijo como buena profesional de la educación que soy en mi trabajo, es decir, por un lado tomé conciencia de lo que yo le enseñaba a mis adolescentes en el trabajo y pensaba como madre después en mi casa llevarlo a la práctica con mi hijo y adaptado a su edad.

 

También me informé y formé con grandes maestros y maestras de referencia en la pedagogía, y así mejoraba en mi trabajo y seguía construyendo un micro sistema educativo solo para mi hijo.

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A groso modo concluí  que la mejor manera de educar es siendo autoritario moderado, es decir, guiarles, acompañarles, escucharles, comprenderles, empatizar, no imponer pero si enseñar herramientas y pautas para lo que se van a encontrar en la vida, problemas, dificultades, retos, frustración, alegrías y tristezas, y lo más importante, poner límites y normas.

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A mí me hubiese encantado que alguien profesional me hubiera dado pautas, a la hora de educar a mi hijo, por eso ahora ofrezco mis servicios a quien quiera aprender, mejorar o reaprender a esta difícil tarea que es la de ser padres.

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Para eso este blog, para que me conozcan, vean cómo soy, qué pienso, qué enseño y qué les puedo aportar. Todo el contenido de la página es fruto de mi aprendizaje e investigación de expertos, y de mi experiencia como madre y educadora por más de quince años en un centro de menores.

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Mis propósitos para cualquier intervención educativa son:

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1. Resolver los conflictos de la familia, atendiendo de forma individual y conjunta.

2. Mejorar la comunicación en la familia.

3. Educar en valores básicos y universales.

4. Construir o reforzar hábitos acordes a la edad o circunstancia.

5. Adquirir una convivencia integrada.

6. Identificar y gestionar las emociones que surgen de la convivencia diaria.

7. Analizar y reconducir conductas inadecuadas intrafamliares.

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Usando una metodología activa y eminentemente práctica partiendo de la generación de un vínculo afectivo y diseñando un proceso de cambio en la dinámica familiar.

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