Educando en el perdón
- ana maria perez cruz
- 28 mar 2022
- 4 Min. de lectura

El perdón se considera un valor humano. Puede servir al ofensor para liberarse de su culpa y por otro para que el ofendido se libere de posibles sentimientos de rencor. Se suele valorar el hecho de saber perdonar, aunque también el saber pedir perdón, porque implica de algún modo, reconocer la culpa y el daño cometido a la otra persona. Ambas acciones se consideran capacidades del ser humano, que también suelen tener efectos terapéuticos positivos.
He decidido poner esta definición para aclarar que no hay ninguna connotación religiosa de ningún tipo. Voy a hablar sólo del perdón como valor humano.
Antes de dar unas pautas, me gustaría compartir mi experiencia.
Yo siendo sincera hasta que tuve un quiebre en mi vida y empecé a ir a terapia, no sabía de corazón, qué era perdonar. Yo vivía ya hace muchos años en un estado constante de ira, enfado y frustración, como he contado en otras ocasiones, y ahí en ese tiempo, hice mucho, mucho, mucho daño a toda la gente que estaba a mi alrededor, hablaba muy mal, era muy díscola, y faltaba continuamente el respeto, compañeros de trabajo, pareja, familia y amigos. Fingía estar de buen humor e ironizaba con cualquier cosa, básicamente para hacerme la víctima, que todo el mundo estaba contra mí, que nadie me entendía, que mala suerte con la gente que me topaba y así un eterno etc.
Y como no me hartaba, porque estaba ya en mi propio bucle negativista, adicta total, ya cada vez tenía menos momentos lúcidos, la vida me paró, el cuerpo explotó en forma de ataque de ansiedad, visión de puntos negros, taquicardia y una situación estresante generalizada.
En las primeras sesiones sólo lloraba, y lloraba. Al final todo acababa en lo mismo, en el odio y rencor que tenía acumulado desde muy pequeña, gestioné mal casi todo en mi vida, la frustración, los cambios en la adolescencia, los límites y las normas, la trascendencia a la adultez, el declarar y manifestar mi propia personalidad, mis ideales.
Siempre he sido una persona muy idealista, soñadora, con ideas muy claras a la par que terca e inflexible, y todo lo que no fuera como yo quisiera me sacaba de quicio, no lo aceptaba.
Afortunadamente di el paso de ir a terapia individual, y sin tener que excavar mucho, salía mucho odio a mucha gente, y en estos años ha sido lo que más me ha costado hacer, perdonar a las personas que me hicieron daño sin pedírmelo, yo pedir perdón, y perdonarme a mí misma.
Lo primero es el acto más generoso que he hecho en mi vida, porque es la expresión de amor al prójimo más grande, amarlo tal como es, con sus defectos y con todo lo que te ha hecho y perdonarlo de corazón, sabiendo que lo hace lo mejor que sabe y que puede, y que así es como le enseñaron. Si esas personas decidieron seguir con su malestar y no tomar conciencia me di cuenta que ese era su problema, yo necesitaba liberar, soltar, y supe que sólo era a través del perdón aunque doliera. También aprendí que con esas personas debo protegerme y cuidarme, aprender a lidiar y convivir con personas tóxicas es difícil tarea….
Una vez que coges carrerilla es verdad que lo demás viene rodado, yo pedir perdón me emocionó mucho, lo he estado haciendo durante años, a medida que iba estando preparada. Ser tú en esta ocasión la que te dices a ti misma, Ana lo haces lo mejor que sabes y puedes, pero eso no escusa para tratar mal a nadie, esas personas no se merecen tragarse tus mierdas por mucha razón que tengas, así la pierdes y si hay algo de ti que no te gusta cámbialo, no hay escusas. Las reacciones con las personas que hablé fueron espectaculares, cariñosas y cercanas, fueron muchos y grandes pasos para continuar mejorando mi vida viviendo en paz y armonía con el mundo y conmigo.
La culpa nos entierra a cualquiera anímicamente, no nos damos cuenta pero es una losa que nos echamos encima nosotros mismos, cuando te perdonas y conectas de todo corazón con tu niño o niña interior, vuelves a nacer. Este proceso hay que estar muy preparado y consciente para realizarlo, con el máximo amor propio y a uno mismo, hay diferentes herramientas y preciosas según corriente, ya cada uno que elija, pero creo que es algo que hay que hacer una vez en la vida.
Y ahora tú querido lector, te toca hacer tu parte, piensa qué y a quién tienes que perdonar, a quién pedir perdón y perdonarte a ti.
En caso de graves traumas recomiendo siempre acudir a un profesional, terapeuta con quien congeniemos.
Y para arrancar algunas de las técnicas que he utilizado es escribir una o varias cartas, las que necesite perdonando a las personas que han dañado, es bueno soltar toda la toxicidad ahí, y cuando la leamos y sintamos con amor que ya pensamos en esas personas y no nos crea malestar ni resentimiento pasamos a otra. Así hasta soltar.
Otra que aprendí de Laín García Calvo, es imaginarte una obra de teatro en la que te ves a esa o esas personas muy felices ocurriéndole sólo cosas muy buenas.
Otra, escribir por las noches antes de dormir, a quien perdonamos en ese día que nos haya podido ofender, que nos perdonen si hemos ofendido a alguien y perdonarnos a nosotros mismos.
Técnicas hay muchas, ganas pocas, si hacemos esto nuestros hijos recibirán también ese globo sonda. Hacer un ejercicio de perdón en familia es una muy buena opción, porque lo que no se resuelve se hace bola, hasta puntos de quiebres imposibles.
Practiquen y comprueben, no me crean……
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