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Educando con el ejemplo



Como decía Albert Einstein “Educar con el ejemplo no es una manera de educar, es la única”. Los niñ@s aprenden por imitación y los primeros a los que copian sus acciones y actitudes son a los padres y a los familiares que les rodean.


Teresa de Calcuta decía una frase que creo es muy para padres con adolescentes, “No te preocupes si tu hijo te escucha o no, te observa”.


Esta importancia de cómo nos comportamos con nuestros hijos y adolescentes yo lo veo a diario en mi trabajo, según haga yo determinadas cosas o vaya con un determinado estado emocional así funcionan ell@s. Actúan y se comportan con exactitud según actuamos y nos comportamos nosotros, no falla. Son tan influenciables incluso en la adolescencia, ya de niños ni te cuento, que los niñ@s parecían que tenían determinada habilidad adquirida, por ejemplo en resolución de conflictos y en cuanto hablan con la familia, lo resuelven como su padre o madre o familiar le ha dicho que hay que hacerlo, esté bien o no y si está conmigo y me observa cómo lo hago yo lo hace igual que yo, y así con cualquier educador/a que esté con él.


Ellos aún están en una etapa que su sistema de creencias y valores se tambalea, menos excepciones, ell@s van creando su propia moral y suelen tener conflictos con sus familias, especialmente con los padres, porque normalmente son diferentes y no saben cómo adaptarlo, cambiarlo, tener una postura firme. Para eso habría que ir trabajando la generalización, que es generar la misma conducta en diferentes circunstancias, si se aprende a resolver conflictos dialogando en vez de pegando, que lo haga así en todos los ámbitos de la vida.


De ahí radica la dificultad de la educación, que somos demasiadas personas (padre, madre, hermano, amigos) y circunstancias (redes sociales, publicidad, presión de iguales) influenciando en la vida de un adolescente y no saben qué modelo elegir.


Aquí somos los padres los que tenemos que coger las riendas, y saber e implicarnos que la primera y más básica y mas influenciable educación es la que se genera en casa, que tomemos conciencia que lo que vemos en nuestros hijos reflejado es en lo que fallamos nosotros. Si pasa mucho tiempo con el móvil o la tablet es porque también nosotros lo pasamos, si hablan mal a un dependiente es porque nosotros también lo hacemos, y así un largo etc. Un ejercicio sencillo que se puede hacer es ver qué nos gustaría mejorar en nuestr@s hijos que están en nosotros y podríamos cambiar, apuntarlo e ir paso a paso cada día cambiando hasta que la conducta sea la apropiada.


Este factor tan importante en la educación no es nuevo, innumerables psicólogos y pedagogos a lo largo de la historia lo han probado. Un ejemplo yo diría que casi escalofriante es el de Bandura, con su experimento el muñeco bobo, con el cuál había un hombre que le pegaba a este pobre muñeco y pusieron unos niños viéndolo, que repitieron el comportamiento, otro que no vieron nada y les dejaron que hicieran lo que quisieran, jugaron con normalidad sin agresividad y otros que vieron al hombre en esta ocasión tratando bien al muñeco e igualmente repitieron la conducta positiva.


Aquí pongo enlace para ver esos resultados y explicándolo al propio Bandura.



Más actual y menos conductual, quiero nombrar a la maravillosa Mar Romera y su precioso libro "La familia, la primera escuela de las emociones". En el que explica para los padres principalmente cómo afecta todo lo que les decimos o hacemos. Es muy bueno para reflexionar y tomar conciencia.


Aquí os dejo un enlace sencillamente espectacular que deleita los oídos de cualquier persona implicada y ocupada en la educación.



Y por último voy a escribir un decálogo maravilloso de Javier Urra a los padres, que si queremos este tipo de hijo nosotros tendremos que serlo primero.


1.Desear ser padres, tener vocación, hablar de ello, proyectarse en el futuro sin olvidar el presente.


2.Querer a los hijos y transmitírselo, asumiendo eso sí la responsabilidad de ser adulta.


3.Ser coherente, constantes, tener criterios, dar buen ejemplo. Educar en la libertad, en la responsabilidad y en la autonomía marcando normas y límites.


4.Entender que socializar es aprender a ponerse en el lugar de otros.


5.Hacer que asuma la frustración, enseñar a diferir gratificaciones, asumir la culpabilidad ante los hechos mal realizados, saber aceptar el perdón y perdonar, transmitir sensibilidad y compasión.


6.Tener una relación abierta, transparente, con los hijos, con sus abuelos y otros miembros de la familia, así como tender puentes con los tutores y profesores.


7.Emplear el sentido del humor, relativizar los problemas, buscar conjuntamente soluciones, utilizar un pensamiento alternativo. Viajar.


8.Mostrar a nuestros amigos y conocer a los suyos. Practicar deporte. Estar en contacto con la naturaleza. Analiza la realidad no solo los sucesos.


9.Darle a la vida una razón de ser, un sentido, una trascendencia. Saber mantener en silencio, en soledad. Mirar a las estrellas. Esforzarse cada día por ser mejores personas.


10.Explicar nuestras limitaciones unido a nuestro deseo de hacerlo lo mejor posible, nuestra confianza en que ellos educarán a sus hijos con el mismo cariño que nosotros lo hacemos con ellos.


Este video es muy ilustrativo……




 
 
 

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Un espacio educativo donde comparto mi experiencia y conocimientos como madre y educadora a la hora de afrontar diversas dificultades en la comunicación, gestión e identificación de emociones y convivencia con nuestros adolescentes.

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